martes, 22 de mayo de 2007

REICH Y EL ANALISIS DEL CARACTER


Nuevamente César Arellano hizo una exposición genial sobre Wilhellm Reich.

Hay que destacar que la exposición de César hizo que muchos de nosotros nos interesaramos más en el análisis del cáracter de Reich.

Fue así como:
  • Se termino de redondear la exposición anterior, sobre la vida de Reich y sus aportaciones
  • Reich propuso que se de inverti el proceso de conforamción de la la neurosis.
  • Es necesario restablecer la Potencia Orgástica
  • Un análisis correcto sigue su curso inverso a la historia de la neurosis
  • Es necesario exhibir y analizar las resistencia y solo después interpretar el significado de lo materialmente dicho.
  • El cáracter es un rasgo neurótico
  • Las estructuras caracterológicas son: genital, neurótico, histérico, compulsivo, fálico narcisita y masoquista.
  • Se distinguió entre el término terapeútico de resistencia y el término de defensa.
  • Según Reich el psicoanálsis es el levanamiento de la represión.
  • Se habló de la Vegetoterapia que tiene como intención despertar el reflejo de la sexualidad.
  • Reich dijo que no hay instinto de muerte sino masoquismo.

Algunos puntos se me escapan, pero creo que César podrá establecerlos con mayor precisión.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Saludos a todos.
Ante todo, les renuevo mi agradecimiento.
Ahora quisiera tocar varios puntos que pudieran servir de cierre a la exposición y retomar de mi Tesis, sobre el “Paradigma Reichiano”, algunas ideas que considero importantes.

Reich lleva aún tras de sí, un pesado fardo biográfico y, si acaso hoy se le recuerda, automáticamente se lo relaciona con periodos “bien delimitados”. Infortunadamente, la mayoría de las veces, esas de por sí incompletas referencias, se ven incluso eclipsadas por el estigma de su supuesta “locura”, de su “extremo pansexualismo” o de su “inexistente” Energía Orgónica. Con apasionamiento y, a veces con saña, se discute aún la figura de Reich; sin embargo, la fuerte coyuntura interna de su obra y la profunda significación de sus conceptos, sobrepasa por igual todo fanatismo y todas aquellas pretéritas vejaciones.

Efectivamente, aunque todos hemos mancillado un poco y, de alguna manera, no sólo a Reich sino a otros importantes psicólogos -al emitir juicios soberbios y sin fundamento-; la incomparable genialidad –o comparable sólo a la de un Freud, un Einstein o un Marx-, de aquel agudo y fiero científico y filósofo naturalista, sigue plenamente vigente a través de su obra -tremendamente polémica y germinadora de nuevos atisbos-.

Mucho más allá de toda “sobrevaloración”, se encuentra el deseo y el anhelo de una “evaluación” justa y realista de ese admirable ser humano. Tal aspiración sin embargo, se puede lograr sólo a condición de despojarse de “posesiones” -o identificaciones más o menos válidas o más o menos groseras- o de insensatos “repudios”. Pero, por encima de todo ello se sostiene siempre, un positivo saldo y un esforzado cálculo, de una obra crucial que merece una atenta mirada y una reflexión profesional y seria.

Muchas dudas y escepticismo me abrumaron al tener ese inevitable primer y superficial “contacto” con Reich; la obra reichiana es así, considerada como “infundada” por muchos que no quisieron penetrar en ella, encierra no obstante, una profunda complejidad. Y si bien muchas dudas se aplacaron, otras permanecen. Los grandes autores lo son también por esa razón: porque avivan la polémica entre los que no quieren despertar de sus sueños letárgicos –aunque de vez en cuando tengan pesadillas- y los que necesitan inspirar el espíritu –cuya libertad, sólo se conquista con coraje-.

Ante Reich, la condición necesaria y, ciertamente la más difícil es y sigue siendo, mantener una postura “realmente objetiva” y no presuntuosa al juzgarlo de mi parte -y la de todos los interesados-; postura eso sí, basada en datos puntuales y cierto conocimiento, imprescindibles para poder salir del imbécil y trillado camino de opiniones sobre sus teorías. Sabemos ahora que aquel que fuera, in utroque jure, médico, psiquiatra y psicoanalista, paulatina, afanosa e inquebrantablemente amplió su visión del hombre sano y enfermo e incluyó, en su terapéutica y en sus investigaciones, muchos de los registros que integran a la concreción humana, llamando poderosamente la atención sobre su conexión con la Naturaleza y con el Cosmos.

Lo que sorprende sobre todo de Reich es, según creo, su vitalidad en la escritura y lo crucial de sus temas. Reich siempre procedió como penetrante teórico y activo militante de manera enérgica y directa; como eficaz terapeuta, de forma respetuosa, suave y paulatina; pero sobre todo, con innegable franqueza y certeza en ello. Objetivamente valorado, ayer y hoy, su temeraria “manera de ser” se antoja irresistible.

Cuando Reich habló por ejemplo, del desmantelamiento estratégico retroactivo y paulatino de las estratificaciones resistenciales o de la disposición segmentaría de la coraza y de su desbloqueo, también paulatino, en dirección céfalo-caudal; nos evidencia tan sólo un aspecto de su rica perspectiva, siempre global e integrativa del análisis y la metodología.

Debo insistir sin duda, que lo que vemos en la obra de Reich no es una mera sumatoria de términos, sino una sustancial modificación y adición de conceptos más abarcativos y por tanto superiores, en formulas que, detrás de su aparente y contundente sencillez, revelan la complejidad de un pensamiento poderosamente unificado. Más allá de su leyenda, he de sostener en primer lugar, una claridad meridiana en su pensamiento. Al aproximarse a su obra, se constata la existencia de “un timón energético” que guía su quehacer, pretendidamente científico y, su osado “hacerse a la mar” en el océano cósmico del Orgón.
En función de la generalidad retórica presente en la mayoría de sus escritos, se encuentran planteamientos y conceptos centrales a partir de los cuales se desgranan lógicamente a su vez, conclusiones y nuevas ideas basadas todas ellas, en una perspectiva energética, funcional y unitaria del hombre. La “idea directriz” que siempre estuvo allí, en la persona y en la vida de Wilhelm Reich fue: el problema de la energía. Como Popper afirmaba: “La ciencia no procede inductivamente, sino deductivamente: elaboramos una teoría más o menos refinada [generalmente menos] y de ahí deducimos sus consecuencias (de arriba hacia abajo) y las examinamos (to test) a través de observaciones y experimentos principalmente” . Reich siempre procedió así, con el más puro espíritu del hombre de “Ciencia”.
Cuando escribo “paradigma reichiano”, hago referencia al sentido corriente del término paradigma, en tanto que el mismo, viene a significar la serie de premisas teórico-metodológicas aceptadas por una comunidad de estudiosos, de escuelas y expositores que, a partir de la preciosa bibliografía referencial del propio Reich, cuentan con sus propios desarrollos e identidades –neo y post reichianos-.
A nivel de la atención, encontramos bien sistematizados, el ineludible análisis caracterial, con fundamentos psicodinámicos y el riguroso proceder vegetoterapéutico, fundamentado tanto en la Neuroanatomía como en la Psicofisiología.

A nivel del tratamiento, pero sobre todo en el plano de la profilaxis, se encuentra una Clínica Orgonómica que, enmarcada en la tradición médico-biológica, reúne y despliega razonablemente, “medidas” sensibles y humanitarias, amén de sus consideraciones integrales de carácter funcional.

La síntesis que Reich sugiere atraviesa lo meramente físico y estructural para desembocar en lo funcional y energético; un arribo que “curiosamente” encuentra coincidencias que le hacen converger con los paradigmas científicos contemporáneos de la Física, la Química y la Biología. Cuando por ejemplo, la Teoría de Sistemas irrumpe en Occidente, el Funcionalismo Orgonómico ya por cierto que existía como tal.

Lo paradigmático del pensamiento reichiano se revela además, tanto en la categoría epistemológica de sus conceptos, como en su matriz histórica antecedente.

Derivado del Freudismo, el método reichiano conjugará en su visión energética del hombre, al Vitalismo de la Filosofía Natural germánica, al Materialismo Dialéctico y al Funcionalismo Sociológico de Malinowski, primordialmente.

La reunión de sus principios fundamentales en una articulación coherente, llevó a Wilhelm Reich a andar un camino nuevo y solitario, que empieza a ser reconocido hoy como precursor del cambio paradigmático en la ciencia, la sociedad, la cultura y los valores humanos.

Finalmente, el obligado escepticismo inicial, no debe nunca quedar en mera perplejidad y asombro ante una obra de tal magnitud. Creo que la mayoría de la gente, ha emitido meras “opiniones superficiales” sin tomarse la molestia de estudiarla detenidamente; es decir, no ha, como recomienda Lenin, ejercido un verdadero realismo (crítico) o mejor dicho, un radical empirocriticismo.

El lógico disentir de un Wilhelm Reich mal conocido y prejuiciosamente, eso sí, “subvalorado”. Es cómodo y relativamente fácil, gracias a la deformación en torno a sus ideas, al silencio y/o supresión oficial, ignorar una figura “loca y fracasada”.

Reich, polémico en vida sigue siéndolo hoy. Su “tragedia”, fue la de muchos autores que fueron poco o nada valorados -ridiculizados pero plagiados póstumamente- en vida. Wilhelm Reich se yergue sin embargo, entre todos los grandes psicólogos, aunque muchos de sus adeptos y profesionales actúen como si nunca hubiera pisado la faz de la Psicología.

Un motivo, una necesidad y una busqueda. Al final una deuda. Con Reich, con una Institución, con sus maestros y con los condiscípulos. El psicólogo de formación, sea cual sea su campo, tal vez deba ser más atinado que el resto de los profesionales y ser capaz de escuchar “el ruido del silencio” y tener el valor de ver siempre más allá de su propio egocentrismo y atisbar tan sólo, algo de lo que hay en sus locas profundidades y en las de otros.