sábado, 6 de octubre de 2007

Un saludo a todos los cibernautas que hacen el favor de visitar la pàgina del seminario de psicoanàlisis, gracias por su sintonia.

Un afectuoso saludo para ustedes apreciados compañeros todos, es la ocasión de dirigirme a ustedes y sea dicho, por designio, y no divino más bien Gaytiano, y sólo talvez por falta de iniciativa, y no de disponibilidad, prueba de ella es la presente minuta del seminario de psicoanálisis del día sábado 08 de septiembre del 2007.
La temática se torno en la conclusión de la lectura del libro de Carl Gustav Jung, de titulo, AION contribución a los símbolismos del si-mismo, en el capitulo El si-mismo, donde plantea el conocimiento del sí-mismo, el papel de los designios divinos, de la voluntad de Dios, del que las personas lo asimilan como algo externo determinante que proviene de un nivel más alto, de la providencia o del destino. Lo que dio la pauta a los comentarios entre los presentes, surgiendo la oportunidad de cuestionar lo leído, es de destacar que esto suceda pues permite un análisis, que bien es llevado por los asistentes al seminario a sus mayores alcances, con la objetividad ceñida al texto depurando cualquier posicionamiento personal, y más debido al contenido del dogma de Fé, que se presenta en la exposición de que existe en México y en otras partes del mundo el culto a la Santa Muerte, considerando el crecimiento de ésta corriente, se planteó el porque se le adhieren las personas, las posibles respuestas se argumentaron desde los beneficios que concede, tales como el seguir con un comportamiento nocivo hacia los demás, sea matando, robando, golpeando, con una supuesta venía, o la compatibilidad con la religión predominante y por los requisitos mínimos que son solicitados para integrarse, cumplir con lo que se le promete, con pena de muerte si se falla, la visión de los relegados de la sociedad tomando un emblema de justicia en la muerte, si de alguna manera se considera a la muerte como la sicigia, la pareja de Dios, hasta el planteamiento de que el hombre tiene necesidad de creer en algo superior independiente de que culto religión o ciencia que se trate. ¿Qué sucede en el individuo que hay una búsqueda de algo superior? Pregunta abierta que tiene posibles respuestas, la pasión por el conocimiento hace que se argumente con convicción y firmeza, por tal se muestra con mayor énfasis el respeto mostrado por los compañeros quienes ante la diversidad de aristas expuestas se mantuvieron contenidos en la escucha del otro, gestando una dialéctica. La opción citada del autor, “las aserciones universalmente difundidas acerca del Dios que está en nosotros y por sobre nosotros.... de ahí suele nacer la ilusión de que se alcanza con ello la posesión de la cosa. Pero así no se ha obtenido nada, sino el nombre, al cual, verdad es, está inmemoriablemente adherido el prejuicio de que represente mágicamente la cosa misma, de manera que baste enunciar el nombre para que la cosa esté ahí”. ¿Cuál es su opinión?
También se abordo el contraste de perspectiva de Carl Jung, “El inconsciente colectivo” y “Aion”, con Wilhelm Reich, psiquiatra del que resaltan los libros, “la función del orgasmo”, “Psicología de masas del fascismo” entre otros. Los estudios en los que se empeña Reich revelan las dinámicas de poder en que se mueven las instituciones, así como del carácter destructivo de las relaciones humanas en el marco de sociedades represivas, por lo que rápidamente su labor es vista como una amenaza por las distintas élites de "la verdad, del poder y del saber", alcanzando hasta Freud como hito. De los comentarios se destaca, la extensión de la energía al universo el concepto de libido manejado no sólo en lo sexual, que también se comento al momento, que desde Freud se manejaba así, las innovaciones que Wilhelm hizo, bien podrían haber ejercido en un Freud menos idealizado por sus seguidores, más susceptible, y talvez cansado, la influencia de intentar limitar la divulgación de éstas. El plantear a un Freud mecanicista, reformulo los cuestionamientos, no así la tradición de Freud padre del psicoanálisis, y de los derivados de sus teorías.
Tengan presente que la constancia es la guía que permite que la reflexión prospere, continuemos en el intrincado laberinto del saber, pues es un deleite encontrarnos en el trayecto, avante con sus comentarios.

Narración: Juan Ricardo Gutierrez

8 comentarios:

Anónimo dijo...

8 de octubre 2007.

Saludos a todas y todos.
Soy César Arellano.
Quiero reconocer el esfuerzo de Ricardo por sintetizar aquella sesión del 8 de septiembre. Gracias.
Efectivamente, como él indica, falta iniciativa.
Todos hemos sido testigos que entre los participantes no falta ni interés, ni conocimientos, ni capacidad y mucho menos creatividad, pero falta iniciativa.
Creo que tenemos un compromiso con el profesor Gaytan, quien dirige el Seminario; con Norberto, quien diseño la Página Web; con todos aquellos que acuden cada sábado
y participan de su tiempo y de su experiencia;
pero estamos obligados -a “contribuir” sólidamente-,
sobre todo, con nosotros mismos.
Suene como suene eso y se tome como se tome lo siguiente,
hacer el Seminario realmente “nuestro”, nos nutre y fortalece.
Cada sábado ese tiempo es nuestro tiempo y de nadie más
-ni de Freud, ni de Jung ni de Reich-, por ello debemos compartirlo.

Al parecer, los comentarios que por mi parte he querido compartir con ustedes,
no han obtenido respuesta. Creo que Norberto sabe de lo que hablo.
Realmente quisiera, poder decirle a alguien de ustedes:

“ADELANTE, ME COPIAS .CAMBIO.”

De todas formas, gracias por leer lo que sigue.
Espero lo encuentren lo bastante sugestivo para iniciar ya, por fin, el debate.

Cuando escribí que: ‘el paciente “necesita”, cuando menos,
“ver” más allá de lo normal’; lo que quise decir, exactamente,
es que el paciente quiere “saber” algo sobre “sí mismo” y también,
inevitablemente, algo sobre lo “no-suyo” o sobre la “Normalidad” (externa).

En efecto, aunque sea posible y válido obtener un modelo de la SALUD
a partir de los criterios (estadísticos) de la normalidad -o de la enfermedad-,
ello no es legítimo. Casi siempre hablamos (ambiguamente) del hombre (enfermo)
que llora y “grita”, que no se “ajusta”, que no se “adapta” y, finalmente,
que no se “conforma” al sometimiento -de su alma-,
como lo acepta “muda” la gran mayoría.
Resulta entonces que ello, no es deontológicamente ético en absoluto.

En el campo de la psicoterapia, nos hemos acostumbrado a “deducir”
la imagen del hombre sano a partir de su enfermedad o de su “neurosis”.
La gente que no “se siente mal”, de hecho, es raro que acuda a consulta.

Por ello, es muy fácil desdeñar aspectos del devenir humano para los que no fuimos entrenados en “reconocer” o a “manejar” con nuestras técnicas.
Por tanto, casi siempre además, terminamos “adoptando” implícita o explícitamente,
una “visión del hombre” sano o enfermo,
que refleja los “valores” de nuestra sociedad y su “cultura psiquiátrica”.
Incluso, cuando alguien se atreve
a hablar del “bienestar” como un sólido criterio clínico;
lo tildamos, por lo menos,
de poseer un espíritu aunque optimista, bastante “subjetivo”.

Tal perspectiva “negativa” sobre la salud,
de conformismo social y progresivo vacío emocional y,
sobre la que oscilan peligrosamente muchas escuelas “culturalistas” de psicoterapia (Horney, Sullivan o Fromm), admite una muy ubicua y pueril pasividad,
al amparo de cómodos y egoístas estilos de vida, más bien tímidos y tibios,
carentes de pasión y de compromisos trascendentales, que no trascendentes;
des-valorizados todos además, por el exorbitante precio y “valor” de lo material.

Pero la “libertad”, dijó alguna vez Spinoza, “es el reconocimiento del determinismo”.
Concebida de esta manera, la “salud” es el reconocimiento del “vacío” que deja tras de sí, la “normalidad”.

“Entendida” como “compensación” y
NO COMO UN AUTO-EQUILIBRIO (biofísico y psicoemocional)
HOMEOSTÁTICO PERSONAL E INTERPERSONAL,
la “salud se convierte en el vacío que queda al curarse de la neurosis”.

Por otra parte, suponiendo que “yo mismo”, como terapeuta,
ya clarifique suficientes cosas sobre “mí mismo”,
debo, invariablemente siempre, “cuestionarme”:
¿cuando el paciente entra y se sienta delante de mí qué puedo y qué no debo
suponer de él?

“Al final, supongo sin embargo, que está persona,
como todos los otros seres, se tiene a sí misma como ‘centro’ y que
un ataque a este centro es un ataque a su existencia misma.
De hecho, esta en mi consultorio
porque su centro ha sido atacado o se ha visto amenazado.
Entonces, la neurosis aparece no como la comprobación
de lo que mis teorías dicen que es lo que la persona debería de ser” (May, 1967).

Así, la “neurosis” de mi paciente se torna en una desviación de esas teorías
-y una distorsión de las necesidades de su “centro” personal-,
desviación “adquirida” y padecida en el intento de preservar ese “centro”.
Su neurosis, aparece entonces precisamente,
como el ajuste individual y único, de la persona que tengo ante mis ojos.

Aunque se trata de indagar sobre las posibilidades
con las que llega y que tiene
la persona que esta siendo analizada,
en su lugar, generalmente se conjura y se “efectúa” una reconfortante abdicación mutua,
segura y cómoda para ambas partes,
que no deja por ello de ser hipócrita y complaciente.

Afortunadamente, Reich hace tiempo que demolió esa inexpugnable “defensa”
del rol de analista confiable y superobjetivo
que “sabe” lo que nos conviene en virtud de su preparación
y lo que sabe de sus sentimientos acerca de si mismo y,
tácitamente, sobre lo que sabe de ti mismo y
sobre tus propios sentimientos,
que sabe que estarás allí, a la hora señalada por él y
según el tiempo concedido por él para ti.

Uno de los mensajes subyacentes a todo “discurso de analista”,
puede llegar a ser, sino tenemos el valor de evitarlo:
“trataremos de llegar a comprendernos, en la medida de lo posible;
yo intentaré traducir tu propia vida, ‘con el inespecificado pero sí sugerido objetivo’, de transformarla en algo mejor para ti mismo para que, más o menos, funciones en la desdichada realidad social en la que vives y en la que, seguramente, morirás”.

Recuerdo ahora, aunque no “se” muy bien porqué,
algunas “partes” del gran “Canto a mí mismo” de Walt Whitman:

“Cada átomo mío me pertenece.
Ando vagabundo e invito a mi alma a que también lo haga…
Nacido aquí, de padres que también nacieron aquí, al igual que sus padres.
A mis treinta y siete años he empezado a vivir
y espero no dejar de hacerlo hasta mi muerte.

He oído ya lo que decían los charlatanes sobre el principio y el fin.
Pero yo no hablo ni del principio ni del fin,
ni más cielo o infierno que los de aquí ahora.

¿Has practicado tanto como para saber leer,
para sentirte orgulloso de captar el significado de cualquier poema?
Quédate conmigo este día y esta noche y poseerás el origen de todos los poemas.
Y nada aceptarás que venga de segunda mano,
ni te alimentarás con espectros de libros.
Ni siquiera verás con mis ojos, ni aceptarás lo que venga de mis manos.
Oirás toda voz por ti mismo y serás tú quien la filtre con todo tu ser.
Instinto, instinto, instinto.

Que callen ahora las escuelas y los credos,
me sirvieron y jamás he de olvidarlos.
Surgen de las sombras los iguales, opuestos y complementarios,
siempre sustancia y crecimiento, siempre sexo.
Acojo hoy tanto al bien como al mal
y dejo que todo me hable sin importarme los riesgos,
a la naturaleza sin frenos con su energía originaria…”.


“ADELANTE. ADELANTE. CAMBIO”.

Anónimo dijo...

Saludos a todos los que andan por estos rumbos del ciberespacio!

Qué tal César, soy Lulú. No sé si sea 'apropiado' meter mi cuchara, siendo que ya no asisto al seminario, o al menos no tan regularmente, debido a otro compromiso académico que agarré los sábados; pero sea apropiado o no, quiero decir: TE COPIO, CAMBIO.

Sobre el reducido ciberquorum, yo no creo que sea falta de iniciativa per se. Son varias cosas: por una parte el internet, con todo y sus millones y millones de usuarios, no es un medio de comunicación para todos los moles. A algunos les chocan las cuestiones tecnológicas (o las computadoras), a otros les incomoda el utilizar un medio en el que, a excepción de los chats, difícilmente se recibe un feedback
inmediato, amén de la carencia de expresión no-verbal, que como bien sabemos, a veces nos dicen más que cualquier verborrea sin sentido. Muchos prefieren una comunicación cara a cara, y siento que esto último aplica para la mayoría de los integrantes del seminario.

Otra cuestión: no tengo mucha experiencia en blogs, pero sí la tengo en listas de correo. Del total de personas inscritas a tal o cual lista, en la que un número
determinado de sujetos supuestamente comparte un mismo gusto, hobby o interés, aproximadamente sólo un 10% participa activa y regularmente en la susodicha, estén inscritos a ella ya sea una decena de personas o miles. Esté ésta llena de
connacionales o de gente de todas las nacionalidades que te puedas imaginar. Así es.

Y aún en los cibernautas de hueso colorado como tu segura servidora, que se puede pasar horas y felices minutos conectada a la compu, está la cuestión del tiempo. Por más que le hago, el día nomás me dura 24 horas, y la semana, 7 días, en las cuales hay que chambearle a tiempo completo, atender a los chamacos, ayudarlos en sus
tareas y problemas existenciales, lavar la ropa, preparar la comida, ir al super, pagar las cuentas, estudiar un poco, llevar una pizca de vida social, y si queda tiempo, echarse el capítulo de "Lost" (y mientras sale la nueva temporada, "Jericho" es un sustituto bastante recomendable). Creo que en esta cuestión del tiempo (o falta de), la inmensa mayoría de co-seminaristas coincidirán conmigo.

En pocas palabras: no es mala onda contra el profe Gaytán, ni contra Norberto, ni es señal de menosprecio hacia nuestro seminario o nuestro tiempo. Al contrario, creo que el haber mantenido un blog activo y constantemente actualizado por espacio de seis meses, ha sido un logro bastante grande por parte de nuestra pequeña comunidad. Vaya el mérito para ti, Norberto, Mireya, Ricardo y todos aquellos que hemos contribuido en mayor o menor grado. Y pues... a seguirle dando, no?

Y para acabar mi comentario a este respecto, diré que (muy en lo personal) cuando escribo a una lista de correo o algún otro medio para el público en general, no es tanto con el propósito de iniciar un debate, o siquiera de obtener respuesta, sino de expresar algo que viene dentro de mí. Si obtengo una respuesta, feedback, o como se le quiera llamar: excelente. Si no... pues también :) Lo importante para mí es el deseo de alzar mi cibervoz para expresarme. Y tus colaboraciones en el blog, o lo que es lo mismo, tus expresiones, han sido, al menos por mi parte, debidamente leídas y meditadas. Te agradezco el esfuerzo y tiempo dedicado, y sé que muchos, de una manera más silenciosa, también lo hacen.

Ya me colgué demasiado con esto, y ya casi es la hora de hacer la meme, pero en realidad sí quiero añadir un brevísimo comentario sobre lo que escribes sobre el concepto de salud, enfermedad y "normalidad"... no sé, pero siento como que estás cortando a todos los psicoterapeutas con la misma tijerita (como te habrás dado cuenta, mi expresión verbal es infinitamente más limitada que la tuya). No creo que toooodos los terapeutas se limiten a quedarse en la "normalidad", lo que sea que eso signifique, y que todo quede en una "reconfortante abdicación mutua, segura y cómoda para ambas partes, que no deja por ello de ser hipócrita y complaciente". Quizá soy un tanto cuanto idealista, o me estoy viendo muy ingenua, muy princesita del cuento. Pero para mí, una psicoterapia, no tiene el propósito de conseguir la "normalidad" para ser aceptado y querido en nuestra HHH sociedad, sino de alcanzar una cierta "felicidad", también lo que sea que eso signifique, sacar al sujeto de la miseria emocional, existencial, sentimental, conductual, etc., en la que vive, y ayudarlo a que viva una vida más rica para EL PACIENTE MISMO, no para los demás. He sido psicoanalizada, y muy sinceramente, la felicidad o normalidad de mi terapeuta me venía valiendo queso, con tal de que yo pudiera salir del hoyo negro en el que estaba atorada y del cual no podía salir. Pero ahora que me pienso dedicar a lo mismo, y según he escuchado de aquellos compañeros de carrera que ya están efectuando terapias, la sensación que queda después de poder ayudar a alguien a salir de sus hoyos negros (sin albur) es algo por lo que vale la pena vivir.

Ahí está pues, mi opinión. Bienvenidas sean las respuestas, aunque con la ya mencionada falta de tiempo no puedo prometer continuar la discusión tan rápidamente como quisiera...

Saludos,
Lulú :)

Anónimo dijo...

Saludos a todos.
Soy César Arellano.
Gracias por ingresar a la página.
Le agradezco a Lourdes por su inter-“cambio”.
Antes que nada, para mí, tus comentarios jamás podrán ser inapropiados.
Reflejan tu “personal” esfuerzo y, más bien, son muy “oportunos”
para algunos de nosotros.
No he podido asistir al Seminario últimamente,
pero Norberto, Héctor y el propio profesor Gaytan,
anteriormente expresaron una petición directa,
en el sentido de una “mayor” colaboración por parte de todos.
La reiteré y la confirmo ahora: se espera, como en toda comunicación,
respuesta –tú le llamas feedback-;
es decir, mayor colaboración,
no solamente la inapreciable y distinguida “asistencia” sabatina.
“Interés no falta y capacidad tampoco”,
tus comentarios Lourdes, lo comprueban.

Al respecto, según mi lectura reconozco en ellos, al menos,
dos contenidos aclaratorios muy valiosos:

Primero, la cuestión de la “iniciativa”
(del latín initiatus: acción que da principio a algo).
Hay, creo, una gran diferencia pragmática
entre el interés “autentico” y la iniciativa “eficiente”.
Nadie es causa de “sí mismo”
(“Ningún hombre es causa de sí mismo: el espíritu está en deuda de su ser”
decía Bruaire)
y, por tanto, en última instancia, no es causa de su propia “felicidad”
(del latín felicitas: satisfacción y gusto por poseer algún bien).
[Por otro lado, la “alegría” (del latín alegre: grato y vivo sentimiento manifiesto),
que tristemente es un estado “ausente” en muchos de nosotros,
nos permite potencialmente “extendernos” e “inscribirnos”
en esa emoción amplia, profunda y común de la vida].

Efectivamente, todo es, finalmente,
una gran cadena de causas o, para decirlo de otra manera,
todo está interconectado,
todo se toca y nos toca y nos atraviesa.

Por ello, la “gratitud” ES LA VIRTUD.
Y gratitud es “participación”
(del latín participatio: reciprocidad en la acción
y en el efecto de “tomar” parte de algo).
Es una “alegría” que acompaña a su propia “causa”; es decir,
alegría en retorno: amor en retorno,
desde aquel que la y lo motivo por su “generosidad”.
Aunque está última virtud, como “el placer de dar”,
generalmente es vista sospechosamente, ¿la gratitud qué?.
Ella no nos despoja de nada, es un don sin retorno, es una “retribución”.

Pero como decía Kant,
hay dos clases de gratitud:
una simplemente “afectiva” y otra efectivamente “activa”.
Entonces pasamos de la interna “alegría” en retorno,
a la externa y manifiesta “acción” en retorno.
Es cierto, se puede sentir gratitud por un muerto.
Personalmente, debo mucho a personas que no están aquí desde hace mucho.

Ustedes me escucharon decir en lo que creo,
me escuchan cundo digo –a veces con cierta “necedad”- lo que pienso
y comparten, creo, algo de lo que escribo;
pero jamás he “pretendido” convencer a nadie y ni espero
–menos sí uno no se lo gana- algún “especial” reconocimiento.
Asistí al Seminario por que quería “saber” sobre Lacan.
El profesor Gaytan se tomó la molestia de invitarme y algunos de ustedes de acogerme. Por ello estoy agradecido.

Recordemos además,
que la intención de Norberto al crear –para todos nosotros- esta Página,
fue precisamente para que la “usemos”, para que se plasmara
un testimonio de lo dicho y hecho;
y SÍ, efectivamente, PARA AMPLIAR Y CONTINUAR EL DEBATE
enriqueciéndolo con mayores precisiones y datos.

Segundo, la cuestión de la “abdicación mutua” entre paciente y analista.
Aunque he tenido el cuidado “consciente” de evitar
el uso de abusivas extensiones y/o asumir criterios absolutos
–y por tanto autoritarios- , utilizando las palabras como:
“generalmente” o “puede llegar a ser…”, a manera de prefijos;
el mensaje “latente” e inherente es, en efecto, que deberíamos,
como dice Cooper: “no sólo ser paranoicos, sino muy paranoicos”
ante todo posible “no-encuentro analítico” propiciado,
y no por un paciente presuntamente psicótico- sino por nosotros mismos.
Sí creo -yo analista- que el paciente está “enfermo” o padece “de algo” y yo no,
o por lo menos, no tanto,
inevitablemente empezará una carrera de “locos”:
uno, el paciente, por una vía que quiere re-correr pero no “puede”
y otro, el analista, por el camino conocido y seguro de sus técnicas psicoterapéuticas.

La vida no es un reto
-el reto es que “aprendamos” a vivirla con psicoterapia o sin ella-,
es gracia y, el “ser” es gracia, y está es la más grande “lección” de gratitud.

Anónimo dijo...

Qué tal César,

Estoy tratando de seguir la línea de discusión, pero sinceramente encuentro bastante incómodo el formato que estamos utilizando de "comentario a entrada de blog", con la diminuta ventanita que se abre y los rollazos que pretendemos aventarnos en la misma; y mira que me encantan las computadoras y me acomodo a "casi" cualquier formato. Quizá también es una razón por la que hay falta de colaboraciones?

Si lo que pretendemos es llevar discusiones y debates, lo más adecuado sería utilizar el foro para este fin, pero el que tenemos actualmente disponible tampoco me gusta: el cuadro de texto se pierde en la inmensidad de adornitos inamovibles y de banners de los patrocinadores.

Pero para que no digan que qué criticona, que nada me parece, que limosnera y con garrote, etc., y al contrario, para que vean que hay iniciativa, gratitud, alegría y felicidad en mi alma, ya estoy checando la posibilidad de habilitar un foro adecuado a nuestras necesidades. En teoría no debería requerir mucha supervisión o moderación, dada la cantidad y la edad (madurez) de los participantes. Si lo encuentro, me comprometo a instalarlo y manejarlo. Siempre con la condicionante del limitado tiempo que dispongo para ello (sorry), y también si me permiten el atrevimiento, dado que ya no asisto regularmente al seminario, aunque por otro lado sería una excelente oportunidad de participar a aquellos que por una u otro razón andamos un tanto ausentes...

Saludos,
Lulú :)

Anónimo dijo...

Hola de nuevo!

Lamento utilizar este espacio para cuestiones, digamos, 'administrativas', pero quería comunicarles que ya encontré un foro bastante bueno en el cual podemos extendernos en las discusiones, tanto psicoanalíticas como psicológicas, o de índole personal, todo lo que queramos. El problema es que no he podido localizar a Norberto y a Mireya, que por lo que sé son los administradores oficiales del blog, para poder ingresar formalmente el url.

Reitero que no es mi intención que se sustituya el blog, sino todo lo contrario, reforzarlo y complementarlo con un espacio adecuado para los debates. Ahí si alguien ve al buen Norbert o a Mire, por favor, díganles que si me pueden enviar un mail para afinar detalles...

Esto lo hago con mucho gusto y con esa gratitud muy mía la cual, quienes me conocen bien, saben que es tanto afectiva como activa, ya que eso es precisamente lo que me proporciona alegría en demasía :))

Saludos,
Lulú :)

Anónimo dijo...

Saludos a todos.
Soy César Arellano.
Quiero especialmente reconocerle a Lourdes
por tan “viva” respuesta.
Muchas gracias lulú por tu esfuerzo.
Por buscar un lugar alternativo para que podamos expresarnos;
que bueno que propongas y abras un nuevo foro,
varios entendemos que se trata precisamente de eso,
de proponer para enriquecer lo que hacemos en común.
Te sugiero enviarles un e-mail a Mireya o Norberto
para que se pongan de acuerdo;
si ellos leen esto, seguramente se pondrán en contacto.

Creo que ahora sí, más justamente,
podremos decir que si bien escribimos o decimos algo
para (esclarecernos o definirnos) en primer lugar a nosotros mismos,
obtener respuesta es la continuación lógica (esperada)
de todo intento (desesperado en el mundo de hoy) de intercomunicación.

Anónimo dijo...

17 de octubre 2007.

Saludos a todos los participantes del Seminario.
Soy César Arellano.

Esta vez, quiero extender mis comentarios
sobre algunos de los contenidos abordados en oportunidad
de la sesión del sábado 13 de octubre, además de exponer
muy brevemente, la valiosa “aproximación psicocorporal” del narcisismo.
Les reitero, sin embargo, que lo más valioso son sus opiniones al respecto.

La noción aceptada generalmente sobre el “narcisismo”,
es aquella que lo considera como un trastorno de personalidad
en donde se exhibe una preocupación y “amor propio” exagerados e incluso egoístas.

Basándose en parte en su pasión por la cultura clásica,
desde que Freud en 1914 adoptó el término “narcisismo”
-originariamente propuesto para designar una perversión por Näcke- y,
lo describiera ampliamente
–al grado de postular la existencia de una etapa de narcisismo primario y natural- ,
el “trastorno narcisista de personalidad” ha sido estudiado
de manera más bien tangencial por la Psiquiatría y la Psicología Clínica.

Hay, sin embargo, varios autores psicoanalistas que le asignan un lugar destacado
dentro del amplio espectro de las “psicopatologías” emocionales de la actualidad.
Y son O. Kernberg y H. Kohut, sobre todos los otros, los más conocidos.
Efectivamente, ellos ostentan una profunda y rigurosa perspectiva clínica,
explicativa en varios niveles y técnicamente interventora,
pero que creo, falta de una mayor “profundidad humana”; es decir,
más “realista” y en comunión con una visión más integral de dicho fenómeno.

Sucintamente, Kernberg por ejemplo, considera que el narcisista “presenta diversas combinaciones” e intensidades de ambición extrema y fantasías de grandiosidad
a la par de “una gran incertidumbre e insatisfacción crónicas sobre sí mismo”,
profundos sentimientos de inferioridad y dependencia; últimos estos, contra
los que se “defiende” con actitudes hostiles, de intolerancia y demanda intransigente.

Kohut por su parte, hace hincapié en los modos de “transferencia”
que utiliza este patrón caracterológico; a saber,
el vínculo especular y la transferencia idealizante.
En el primer caso, concordante con la perspectiva psicoanalítica ortodoxa,
se implica una “compensación irreal”, omnipotente y grandiosa
por un “quebrante” y/o una “falta” de esa
necesidad básica y vital de reconocimiento de los seres humanos
y por encontrar “resonancia empática” en el “reflejo” auténticamente humano,
de cuidadores proveedores cálidos (¿los padres?).
En la transferencia idealizadora, Kohut llama la atención sobre un aspecto que,
por momentos, puede parecer muy próximo a la proyección arquetípica jungiana,
y en donde el infante, precisa para el desarrollo de su autonomía,
no sólo satisfacer sus necesidades de ese “reflejo empático” de y a su existencia;
sino que requiere además, experimentar a sus “cuidadores”
como seres omnipotentes con los protegerse y con los cuales poder “identificarse”;
identificación que, en condiciones favorables madurativas,
tiende a la natural decepción –o durante el análisis, tendiente al establecimiento de una transferencia que revele y finiquite las “proyecciones transmutadotas”
obstaculizadas en un vínculo “parental” deficitario-,
esencial para el establecimiento de “relaciones reales” interpersonales.

Pero de hecho, los dos tipos transferenciales descritos “aparecen”
en alguna forma y en distinto grado, casi en todos los análisis;
independientemente de si se trata de un caso de trastorno narcisista, limítrofe o incluso con pacientes maniaco depresivos.

Actualmente, el narcisismo es considerado más como un “desorden”
cuya etiopatógenesis se ubica desde la primera y más primitiva etapa del desarrollo
por la “vivencia” de una interacción deficitaria aguda de “contacto” y/o
por la “vivencia” de una interacción “amenazante”
-no tanto mortífera o de aniquilación como en la esquizofrenia-, seguida por una constante “desvalorización” e “invalidación” afectiva por parte de los “cuidadores”
en las etapas posteriores.

El narcisismo presenta y expresa, mecanismos defensivos compensatorios específicos, ante la reviviscencia en el adulto, de esos estados primitivos difusos;
estados en donde la proyección, la fusión y “omnipotencia” eran los recursos propios
de un “sí mismo” (el self ,el núcleo profundo) en desarrollo,
aún indiferenciado del ego (la auto-imagen) y del yo (la identidad).

Así, lo que el narcisista “ama” no es a sí mismo.
Específicamente, “ama” sólo a su ego,
a la imagen idealizada y sobrevalorada de sí mismo
–o la imagen del otro y con la cual se identifica o incluso se “fusiona”-;
paralelamente a la negación de los aspectos intolerables de sí mismo o
a su proyección en los otros.

En tanto que tan sólo “reconoce” a la imagen propia o ajena,
el narcisista no “contempla” la posibilidad de una autentica “vivencia” emocional
y de “contacto humano”.
La cosificación, tomar a los otros y a sí mismo como “objetos”,
es, creo, el rasgo más acuciante de este tipo de trastorno.

Y este aspecto, es de primordial importancia en el ámbito psicoterapéutico.
Para Lowen, la “debilidad” del enfoque psicoanalítico al respecto del tratamiento del narcisismo se revela al hablar casi exclusivamente de “imágenes”,
es su toma en consideración unilateral de la parte psicológica (mental) del trastorno.

Lowen por su parte, apunta que:
“La conciencia, se ocupa (y de hecho depende) de imágenes
que regulan nuestras acciones…
Sin embargo, la imagen implica la existencia del objeto al cual representa.
La imagen del sí mismo-ya sea grandiosa, idealizada o real-
tiene cierta relación con nuestro yo
[como identidad personal, además de su profundo arraigo en el sí mismo (self) o identidad biológica],
el cual es más que un imagen…
La [auto] percepción de esa imagen
depende de la percepción de lo que ocurre, de hecho,
en el cuerpo viviente” (Lowen, 1983).

Al respecto, Keleman ( 1985) inserta dicho trastorno,
dentro de su genérica designación caracterial
somatopsíquica “hinchada”
-cuyas “respuestas psíquicas” básica exhiben un típico patrón de
infantilismo, ensoñación, superficialidad, simulación, engreimiento,
grandiosidad , seducción y manipulación-,
y haciéndole corresponder
un tipo de estructuración y funcionamiento somático
caracterizado por la inflamación de la cavidades y órganos internos del cuerpo,
abultamiento y mayor tamaño en la cabeza y el tronco (corpulencia)
contrastante de la “debilidad” evidente en las piernas y
en el inseguro asentamiento pedico.

Explicitando un poco más, el “aspecto” corporal y
el funcionamiento somático de la “estructura hinchada”,
digamos que se caracteriza por que:
la “tensión” interna generada por
la excitación biológica (“presión” energética)
del núcleo de su sistema,
se descarga primordialmente
por expansión continua hacia la superficie (epidérmica) y
el extremo craneal.
La hinchazón e hiper expansión (somática), son pues expresión,
de un funcionamiento (psicoemocional) de “arrogancia” emocional
por momentos en “erupción” (hostilidad).

Una orientación clínica pertinente presupone,
no sólo el reconocimiento del tipo transferencial-contratransferencial
que se establece inherentemente con estos casos y su adecuado “manejo”; somáticamente, precisa además, de generar
un mayor grado de tolerancia (contención) ante la presión interna
–sobre todo de su rabia-,
empezar a “sentir” o prestar atención a sus estados internos –sobre todo a sus demandas-,
a tratar “entender”, a ponerse en el lugar del otro (incluso a asumir e imitar su postura).
un “afianzamiento” emocional (autoafirmación) basado en un sólido “arraigo” somático
-más de acuerdo a su realidad y funcionamiento corporal y no a su sobrevalorada auto-imagen y fantasías grandiosas-, etc.

Anónimo dijo...

Hola a todos los habitantes de este pueblo virtual, magnetico y electronico,
con marias ciclotronicas,
tragafuegos supersonicos,
campesinos siderales...
contemporaneos de este tiempo de hibridos freudianos, junguianos, reichianos,
de medusas anacronicas,
de ranas sinfonicas,
de esta facultad metalica,
en esta penetracion cultural,
en esta agandalle globalizador,
en este dominio imperial,
en el despiporre intelectual,
en esta falta de identidad,
y para no seguir parafraseando al profeta del Nopal, mejor le entramos a los sopes de microondas.

Antes debo explicar, fluida pero sinceramente mi ausencia de este rancho cibernetico, por causas de falla tecnica, es decir me ganó la rudez virulenta de los trojanos, spys y demas duendes virtuales, traviesos y perversos que no me soltaban el hardware, afortunadamente ya los "enfrie" y ahora los tengo en la congeladora de panda en un buen recipiente de tuperware, jejeje, para no salirme de la linguistica programatica.

Una segunda fluida y verborreica impersonal justificacion, de mis ausencias sabatinas en el rancho grande, aquel donde vivia... SUM I.
Es que me ha tocado laborar, pero este sabado haremos la faena juntos.

Y bien siguiendo el tema del narcisismo, quisiera voltear la cuchara y ver el mio propio,
como ejercer mi ego,
como fantasear en mi poder sanador,
como pavonerame en mi magnifica grandiosidad,
como compensarme y gratificarme en la praxis profesional,
cuando veo un niño de 9 años con la sonrisa mas hermosa, esperanzadora, que brilla,
que trasmite alegria,
vida y salud y sin embrago,
esta muriendo,
la imagen, la imago, la mnesis, el arquetipo, la sombra, el animus, estan fuera, precisamente de la apercepcion y la propia percepcion.
que feliz fuera siendo narcisista y poder congratularme de sanar, desde la propia imagen de la enfermedad fisica y mental, de dar un tiempo de vida feliz,
sin dolor, sin agonia,
como levantar mi ego cuando no puedo ayudar,
quisiera ejercer a cabalidad mi narcisismo, con la consecuente de que he ayudado,
pero mi narcisismo profesional esta navegando sin rumbo, perdido, sin direccion, sin sentido.

Como veran me encuentro en el mar de la impotencia, de la rabia, de la tristeza, mi narciscismo no me sirve, mi ego no esta gratificado y ademas es lo que menos importa.

No se ya lo que digo,
no se lo que pienso,
no siento mi conocimiento,
no palpo mi idea,
no veo la imagen,
no veo la enfermedad
y no veo la salud,
no aprecio el continuo,
la linea, el color
el movimiento,
solo atino en la suspension,
estoy navegando en tierra,
mirando a ojos cerrados,
no hay timonel,
no hay camino,
solo navego,
solo miro..
solo...


Disculpen este divan cibernetico.
Los saludo desde algun lugar de las mareas azules.

Atte: El sub"urgente" Hector.
Espero mirarlos pronto.

PD prometedora: prometo versar sobre los temas que nos interesan a todos en mi siguiente inmersion al espacio virtual.

PD ortografica: disculpen los acentos, esta maquina es gabacha y nomas no le encuentro el acento, alguien me lo robo..

Saludos.